http://www.samaelgnosis.net/
▼
miércoles, 16 de noviembre de 2016
VIDA DE SANTOS
EN LA BARRA DE BÚSQUEDA.... ESCRIBE EL DÍA EN NUMERO DE MES EN LETRAS
EJ: 11 DE NOVIEMBRE Y EN BLOGGER APARECERÁ EL SANTO DEL DÍA...
martes, 1 de noviembre de 2016
5 de noviembre, día de Santa Bertilla
5 de noviembre, día de Santa Bertilla
Hoy, 5 de noviembre, conmemoramos a Santa BERTILLA, Abadesa.
SANTA BERTILLA (¿630?-705) nació en la región de Soissons, Francia, en una de las familias cristianas más ilustres de la comarca.
Desde que era apenas una niña, Santa Bertilla, o Bertille en francés, sintió deseos de renunciar al mundo material y dedicarse a la vida religiosa.
Pero antes de revelar este anhelo a sus padres, la niña lo consultó con su preceptor, San Owen, quien la apoyó en su decisión.
Al ver a su hija tan determinada, sus progenitores terminaron convenciéndose, y de hecho la llevaron personalmente a Jouarre, un monasterio de grandes dimensiones a unas cuantas jornadas de Meaux, donde fue acogida con gran alegría.
En Jouarre, Santa Bertilla se formó bajo las más estrictas prácticas de la perfección monástica, combinando siempre la gentileza con el rigor, la piedad con la justicia, la humildad con el coraje, la prudencia con la sencillez.
Por la caridad y la voluntad de servicio que demostraba, la abadesa la puso al frente del priorato, nombrándola asistente suya en cuestiones de la administración del monasterio.
En 659 se terminó de construir en Chelles la abadía que Santa Bathilda, reina de Francia, había dispuesto para retirarse del mundo y pasar sus últimos días.
La reina le solicitó entonces a la abadesa de Jouarre que le aportara algunas hermanas religiosas y una abadesa para Chelles; y la abadesa pensó de inmediato en Santa Bertilla como principal del grupo.
Con discreción y vigor, Santa Bertilla fue abadesa de Chelles por cuarentaiséis años. Al principio ella se hizo cargo de Santa Bathilda, y más tarde también de Heresvida, la reina de Inglaterra, quien también se retiró en busca de paz a Chelles.
La fama de santidad de Santa Bertilla de Chelles atrajo a varias damas ilustres a su monasterio, el cual tuvo un gran auge durante su vida. Cuando falleció, Santa Bertilla fue enterrada en la iglesia de la abadía de Chelles junto a la tumba de Santa Bathilda.
SANTA BERTILLA nos enseña el valor de encontrar honor en servir a los demás.
SANTA BERTILLA (¿630?-705) nació en la región de Soissons, Francia, en una de las familias cristianas más ilustres de la comarca.
Desde que era apenas una niña, Santa Bertilla, o Bertille en francés, sintió deseos de renunciar al mundo material y dedicarse a la vida religiosa.
Pero antes de revelar este anhelo a sus padres, la niña lo consultó con su preceptor, San Owen, quien la apoyó en su decisión.
Al ver a su hija tan determinada, sus progenitores terminaron convenciéndose, y de hecho la llevaron personalmente a Jouarre, un monasterio de grandes dimensiones a unas cuantas jornadas de Meaux, donde fue acogida con gran alegría.
En Jouarre, Santa Bertilla se formó bajo las más estrictas prácticas de la perfección monástica, combinando siempre la gentileza con el rigor, la piedad con la justicia, la humildad con el coraje, la prudencia con la sencillez.
Por la caridad y la voluntad de servicio que demostraba, la abadesa la puso al frente del priorato, nombrándola asistente suya en cuestiones de la administración del monasterio.
En 659 se terminó de construir en Chelles la abadía que Santa Bathilda, reina de Francia, había dispuesto para retirarse del mundo y pasar sus últimos días.
La reina le solicitó entonces a la abadesa de Jouarre que le aportara algunas hermanas religiosas y una abadesa para Chelles; y la abadesa pensó de inmediato en Santa Bertilla como principal del grupo.
Con discreción y vigor, Santa Bertilla fue abadesa de Chelles por cuarentaiséis años. Al principio ella se hizo cargo de Santa Bathilda, y más tarde también de Heresvida, la reina de Inglaterra, quien también se retiró en busca de paz a Chelles.
La fama de santidad de Santa Bertilla de Chelles atrajo a varias damas ilustres a su monasterio, el cual tuvo un gran auge durante su vida. Cuando falleció, Santa Bertilla fue enterrada en la iglesia de la abadía de Chelles junto a la tumba de Santa Bathilda.
SANTA BERTILLA nos enseña el valor de encontrar honor en servir a los demás.
4 de noviembre, día de San Carlos Borromeo
4 de noviembre, día de San Carlos Borromeo
Hoy, 4 de octubre, conmemoramos a San CARLOS BORROMEO, Obispo.
SAN CARLOS BORROMEO (1538-1584) nació en Arona, en Novara, Italia, en el seno de una familia noble e influyente de políticos, banqueros y militares.
Como segundo hijo del conde Gilberto Borromeo y de Margarita de Médicis, de acuerdo con las costumbres aristócratas, desde niño San Carlos Borromeo fue destinado a la vida religiosa, y a los 12 años ingresó a la abadía benedictina de Arona. Más tarde estudió Derecho en la Universidad de Pavía.
Su tío materno era el papa Pío IV, y en 1560, cuando San Carlos tenía 22 años, lo mandó llamar a Roma para trabajar cerca de él en asuntos de Estado. En 1563 fue invitado al Concilio de Trento, donde recibió la consagración como obispo de Milán.
A la muerte del papa Pío IV un año después, San Carlos Borromeo salió de Roma para dedicarse exclusivamente a su diócesis de Milán, la cual abarcaba un territorio muy extenso en el norte de Italia y Suiza.
San Carlos visitó cada rincón de su diócesis, preocupado por la formación del clero, para lo cual fundó numerosos seminarios. También estableció hospitales y asilos, atendiendo las condiciones de los fieles, en especial las de los más necesitados.
Haciendo valer siempre su lema: “Humildad”, San Carlos Borromeo buscó reformar la estructura interna de la Iglesia para separarla de los intereses de los poderosos. Los enconos que despertó fueron tales, que sufrió un atentado, del cual salió ileso.
Cuando la peste asoló Milán entre 1576 y 1578, las medidas tomadas por San Carlos contribuyeron a salvar numerosas vidas, aunque en su actividad al cuidado de los enfermos su salud quedó algo minada.
Por la fuerza de su ascetismo y la firmeza de sus principios, San Carlos Borromeo se convirtió en el modelo de los obispos de su tiempo. Víctima de fiebres y de la excesiva fatiga, murió a la temprana edad de 46 años.
San Carlos Borromeo fue canonizado en 1610 por el papa Paulo V. Su cuerpo incorrupto se conserva todavía en la catedral de Milán.
SAN CARLOS BORROMEO nos enseña que la verdadera nobleza exige humildad y amor por los desfavorecidos.
SAN CARLOS BORROMEO (1538-1584) nació en Arona, en Novara, Italia, en el seno de una familia noble e influyente de políticos, banqueros y militares.
Como segundo hijo del conde Gilberto Borromeo y de Margarita de Médicis, de acuerdo con las costumbres aristócratas, desde niño San Carlos Borromeo fue destinado a la vida religiosa, y a los 12 años ingresó a la abadía benedictina de Arona. Más tarde estudió Derecho en la Universidad de Pavía.
Su tío materno era el papa Pío IV, y en 1560, cuando San Carlos tenía 22 años, lo mandó llamar a Roma para trabajar cerca de él en asuntos de Estado. En 1563 fue invitado al Concilio de Trento, donde recibió la consagración como obispo de Milán.
A la muerte del papa Pío IV un año después, San Carlos Borromeo salió de Roma para dedicarse exclusivamente a su diócesis de Milán, la cual abarcaba un territorio muy extenso en el norte de Italia y Suiza.
San Carlos visitó cada rincón de su diócesis, preocupado por la formación del clero, para lo cual fundó numerosos seminarios. También estableció hospitales y asilos, atendiendo las condiciones de los fieles, en especial las de los más necesitados.
Haciendo valer siempre su lema: “Humildad”, San Carlos Borromeo buscó reformar la estructura interna de la Iglesia para separarla de los intereses de los poderosos. Los enconos que despertó fueron tales, que sufrió un atentado, del cual salió ileso.
Cuando la peste asoló Milán entre 1576 y 1578, las medidas tomadas por San Carlos contribuyeron a salvar numerosas vidas, aunque en su actividad al cuidado de los enfermos su salud quedó algo minada.
Por la fuerza de su ascetismo y la firmeza de sus principios, San Carlos Borromeo se convirtió en el modelo de los obispos de su tiempo. Víctima de fiebres y de la excesiva fatiga, murió a la temprana edad de 46 años.
San Carlos Borromeo fue canonizado en 1610 por el papa Paulo V. Su cuerpo incorrupto se conserva todavía en la catedral de Milán.
SAN CARLOS BORROMEO nos enseña que la verdadera nobleza exige humildad y amor por los desfavorecidos.
3 de noviembre, día de San Martín de Porres
3 de noviembre, día de San Martín de Porres
Hoy, 3 de noviembre, conmemoramos a San MARTÍN de PORRES, Religioso.
SAN MARTÍN de PORRES (1579-1639) nació en Lima, Perú, hijo de un aristócrata español y de una esclava africana.
La infancia de San Martín de Porres estuvo marcada por las tribulaciones de no haber sido reconocido por su padre, y de haber sido mulato en una época profundamente racista.
De joven, Martín aprendió los oficios de boticario y de barbero, lo que denota su temprana pasión por la medicina y su vocación por sanar a la gente.
En 1594, el destacado dominico Fray Juan de Lorenzana lo invita a ingresar a la orden de Santo Domingo, que recién había abierto su primer monasterio en el Perú.
De este modo, San Martín ingresa en calidad de “donado”, ocupándose de trabajos de servidumbre por ser negro y bastardo, además de que el sacerdocio estaba prohibido para alguien de su condición.
Por su caridad y su humildad, San Martín de Porres fue finalmente admitido como hermano en 1603, y a partir de entonces fue creciendo su fama de curador de enfermos.
Cuando la ciudad de Lima fue asolada por la peste, se dice que él solo salvó de la muerte a sesenta de sus hermanos. Además, curaba siempre a todos los desvalidos que acudían a buscarlo.
Más adelante, San Martín de Porres fundó el Asilo y Escuela de Santa Cruz, para la instrucción de niños desvalidos provenientes de familias negras, indígenas y de gente rústica, además de que recogía a los vagos y malvivientes para ayudarlos a salir de su situación.
La caridad de San Martín de Porres se proyectaba también hacia los animales heridos y hambrientos, a los que atendía con igual celo religioso.
La fama de santidad de San Martín de Porres hizo que fuera solicitado por personas de todos los estratos sociales, y él nunca se negó a ayudar al prójimo, sin importar quién fuera. Igualmente, se le atribuyen varios milagros en vida.
Acaso por el color de su piel, San Martín de Porres fue canonizado hasta 1962, por el papa Juan XXIII. Es el santo patrono de la Paz Universal, así como de los animales domésticos. Iconográficamente se le representa con una escoba, símbolo de su humildad ejemplar.
SAN MARTÍN DE PORRES nos enseña que Dios no hace distinciones por el color de la piel.
SAN MARTÍN de PORRES (1579-1639) nació en Lima, Perú, hijo de un aristócrata español y de una esclava africana.
La infancia de San Martín de Porres estuvo marcada por las tribulaciones de no haber sido reconocido por su padre, y de haber sido mulato en una época profundamente racista.
De joven, Martín aprendió los oficios de boticario y de barbero, lo que denota su temprana pasión por la medicina y su vocación por sanar a la gente.
En 1594, el destacado dominico Fray Juan de Lorenzana lo invita a ingresar a la orden de Santo Domingo, que recién había abierto su primer monasterio en el Perú.
De este modo, San Martín ingresa en calidad de “donado”, ocupándose de trabajos de servidumbre por ser negro y bastardo, además de que el sacerdocio estaba prohibido para alguien de su condición.
Por su caridad y su humildad, San Martín de Porres fue finalmente admitido como hermano en 1603, y a partir de entonces fue creciendo su fama de curador de enfermos.
Cuando la ciudad de Lima fue asolada por la peste, se dice que él solo salvó de la muerte a sesenta de sus hermanos. Además, curaba siempre a todos los desvalidos que acudían a buscarlo.
Más adelante, San Martín de Porres fundó el Asilo y Escuela de Santa Cruz, para la instrucción de niños desvalidos provenientes de familias negras, indígenas y de gente rústica, además de que recogía a los vagos y malvivientes para ayudarlos a salir de su situación.
La caridad de San Martín de Porres se proyectaba también hacia los animales heridos y hambrientos, a los que atendía con igual celo religioso.
La fama de santidad de San Martín de Porres hizo que fuera solicitado por personas de todos los estratos sociales, y él nunca se negó a ayudar al prójimo, sin importar quién fuera. Igualmente, se le atribuyen varios milagros en vida.
Acaso por el color de su piel, San Martín de Porres fue canonizado hasta 1962, por el papa Juan XXIII. Es el santo patrono de la Paz Universal, así como de los animales domésticos. Iconográficamente se le representa con una escoba, símbolo de su humildad ejemplar.
SAN MARTÍN DE PORRES nos enseña que Dios no hace distinciones por el color de la piel.
2 de noviembre, día de San Malaquías de Armagh
2 de noviembre, día de San Malaquías de Armagh
Hoy, 2 de noviembre, conmemoramos a San MALAQUÍAS de ARMAGH, Obispo.
SAN MALAQUÍAS DE ARMAGH (1094-1148) nació en Armagh, Irlanda, en un ambiente impregnado de cristianismo, y fue bautizado como Maél Máedoc Ua Morgair.
San Malaquías fue hijo del Lector de la escuela monacal de Armagh. En 1119 fue ordenado sacerdote por San Celso, por entonces obispo de Armagh, con quien colaboró estrechamente.
En aquella época, las guerras, alzamientos e invasiones que sufría Irlanda ocasionaron también la debilidad de la organización eclesiástica en la isla, y San Malaquías se propuso restaurar el orden.
Así, San Malaquías ingresa en 1122 al monasterio de Lismore, y dos años más tarde es nombrado obispo de Connor, diócesis a la que pertenecía el monasterio de Bangor, que Malaquías reconstruyó y transformo en modelo de la vida monacal.
Al fallecer San Celso en 1132, en medio de intrigas cortesanas (San Malaquías era para entonces confesor del rey Cormac) San Malaquías fue designado su sucesor como obispo de Armagh.
En 1139, San Malaquías emprende una larga travesía a Roma para recibir del papa Inocencio II el palio para Armagh, que lo convertía en delegado papal en Irlanda. Durante el viaje conoce a San Bernardo de Claraval, o Clairvaux, quien se volvió su amigo y le apoyó con las reformas de la Iglesia irlandesa.
Durante el camino a Roma, a San Malaquías le fueron reveladas las llamadas Prophetia de summis pontificibus, 111 profecías formuladas simbólicamente acerca de los papas venideros, comenzando con Celestino II (1143-1144).
De acuerdo con esto, los últimos papas han sido: Paulo VI, Flos Florum, “Flor de flores”; Juan Pablo I, De Medietate Lunae, “El de la media luna”; Juan Pablo II, De Labore Solis, “El del trabajo del sol”; y Benedicto XVI, Gloria Olivae, “La gloria del olivo”.
Según los vaticinios de San Malaquías, quedaría un solo papa, Petrus Romanus, “Pedro el Romano”, quien sería el encargado de gobernar a la cristiandad “cuando Roma sea destruida y llegue el fin de los tiempos”.
Al regresar a su país, San Malaquías de Armagh introdujo la liturgia romana a Irlanda y emprendió las necesarias reformas organizativas. En un viaje subsecuente a Roma, San Malaquías falleció en Clairvaux, se dice que en los brazos de su amigo San Bernardo.
San Malaquías de Armagh fue canonizado en 1190 por el papa Clemente III.
SAN MALAQUÍAS DE ARMAGH nos enseña a esperar con serenidad los designios ocultos de Dios.
SAN MALAQUÍAS DE ARMAGH (1094-1148) nació en Armagh, Irlanda, en un ambiente impregnado de cristianismo, y fue bautizado como Maél Máedoc Ua Morgair.
San Malaquías fue hijo del Lector de la escuela monacal de Armagh. En 1119 fue ordenado sacerdote por San Celso, por entonces obispo de Armagh, con quien colaboró estrechamente.
En aquella época, las guerras, alzamientos e invasiones que sufría Irlanda ocasionaron también la debilidad de la organización eclesiástica en la isla, y San Malaquías se propuso restaurar el orden.
Así, San Malaquías ingresa en 1122 al monasterio de Lismore, y dos años más tarde es nombrado obispo de Connor, diócesis a la que pertenecía el monasterio de Bangor, que Malaquías reconstruyó y transformo en modelo de la vida monacal.
Al fallecer San Celso en 1132, en medio de intrigas cortesanas (San Malaquías era para entonces confesor del rey Cormac) San Malaquías fue designado su sucesor como obispo de Armagh.
En 1139, San Malaquías emprende una larga travesía a Roma para recibir del papa Inocencio II el palio para Armagh, que lo convertía en delegado papal en Irlanda. Durante el viaje conoce a San Bernardo de Claraval, o Clairvaux, quien se volvió su amigo y le apoyó con las reformas de la Iglesia irlandesa.
Durante el camino a Roma, a San Malaquías le fueron reveladas las llamadas Prophetia de summis pontificibus, 111 profecías formuladas simbólicamente acerca de los papas venideros, comenzando con Celestino II (1143-1144).
De acuerdo con esto, los últimos papas han sido: Paulo VI, Flos Florum, “Flor de flores”; Juan Pablo I, De Medietate Lunae, “El de la media luna”; Juan Pablo II, De Labore Solis, “El del trabajo del sol”; y Benedicto XVI, Gloria Olivae, “La gloria del olivo”.
Según los vaticinios de San Malaquías, quedaría un solo papa, Petrus Romanus, “Pedro el Romano”, quien sería el encargado de gobernar a la cristiandad “cuando Roma sea destruida y llegue el fin de los tiempos”.
Al regresar a su país, San Malaquías de Armagh introdujo la liturgia romana a Irlanda y emprendió las necesarias reformas organizativas. En un viaje subsecuente a Roma, San Malaquías falleció en Clairvaux, se dice que en los brazos de su amigo San Bernardo.
San Malaquías de Armagh fue canonizado en 1190 por el papa Clemente III.
SAN MALAQUÍAS DE ARMAGH nos enseña a esperar con serenidad los designios ocultos de Dios.
1 de noviembre, día de San Nuño de Santa María Álvares Pereira
1 de noviembre, día de San Nuño de Santa María Álvares Pereira
Hoy, 1 de noviembre, conmemoramos a San NUÑO de SANTA MARÍA ÁLVARES PEREIRA, Religioso.
SAN NUÑO DE SANTA MARÍA ÁLVARES PEREIRA (1360-1431) nació en Cernache do Bonjardim, en Castelo Branco, Portugal, dentro de la alta nobleza lusitana.
Nuno Álvares Pereira se educó entre la aristocracia portuguesa, y en 1377 contrajo matrimonio con Leonor de Alvim. En ese entonces reinaba en Portugal Fernando I, apodado “El Inconstante” por su desastrosa política exterior, que lo llevó a varias guerras con Castilla.
La muerte de Fernando, en 1383, dio lugar a una guerra por la sucesión entre Portugal y Castilla, y aquí es donde Nuno Álvares entra en acción. Luego de ser nombrado Condestable de Portugal, se hace responsable de la defensa de su país.
Las acciones militares de San Nuño de Santa María fueron destacadas y de brillante estrategia, sobre todo considerando que las fuerzas castellanas eran más numerosas. El punto culminante fue la batalla de Aljubarrota, de 1385, donde derrotó abrumadoramente a Juan de Castilla.
Por estas acciones, en tierras portuguesas se considera a Nuño Álvares Pereira héroe nacional. Sin embargo, su historia prosigue.
Su única hija, Beatriz, se casó con Alfonso de Braganza, quien sería el primer duque de esa dinastía, por lo cual se puede considerar a San Nuño fundador de la casa de Braganza.
Al fallecer su esposa, en 1423 San Nuño de Santa María Álvares Pereira abrazó la vida religiosa carmelita.
Cumpliendo con un voto, él mismo mandó construir el Convento do Carmo en Lisboa. E ingresó a la orden Carmelita con el nombre de Nuño de Santa María.
Los últimos ocho años de su vida, San Nuño de Santa María Álvares Pereira fue un ejemplo de oración, penitencia, amor a los pobres y devoción filial a la Virgen.
Falleció en el Convento do Carmo, que fue destruido en el terremoto de 1755. La tumba de San Nuño se convirtió muy pronto en sitio de peregrinación, y su imagen pasó a formar parte de la cultura popular portuguesa.
A la vez prócer y santo nacional, San Nuño de Santa María Álvares Pereira fue canonizado en 2009 por el papa Benedicto XVI.
SAN NUÑO DE SANTA MARÍA ÁLVARES PEREIRA nos ofrece un ejemplo de cómo un gran príncipe se puede transformar en un humilde monje.
SAN NUÑO DE SANTA MARÍA ÁLVARES PEREIRA (1360-1431) nació en Cernache do Bonjardim, en Castelo Branco, Portugal, dentro de la alta nobleza lusitana.
Nuno Álvares Pereira se educó entre la aristocracia portuguesa, y en 1377 contrajo matrimonio con Leonor de Alvim. En ese entonces reinaba en Portugal Fernando I, apodado “El Inconstante” por su desastrosa política exterior, que lo llevó a varias guerras con Castilla.
La muerte de Fernando, en 1383, dio lugar a una guerra por la sucesión entre Portugal y Castilla, y aquí es donde Nuno Álvares entra en acción. Luego de ser nombrado Condestable de Portugal, se hace responsable de la defensa de su país.
Las acciones militares de San Nuño de Santa María fueron destacadas y de brillante estrategia, sobre todo considerando que las fuerzas castellanas eran más numerosas. El punto culminante fue la batalla de Aljubarrota, de 1385, donde derrotó abrumadoramente a Juan de Castilla.
Por estas acciones, en tierras portuguesas se considera a Nuño Álvares Pereira héroe nacional. Sin embargo, su historia prosigue.
Su única hija, Beatriz, se casó con Alfonso de Braganza, quien sería el primer duque de esa dinastía, por lo cual se puede considerar a San Nuño fundador de la casa de Braganza.
Al fallecer su esposa, en 1423 San Nuño de Santa María Álvares Pereira abrazó la vida religiosa carmelita.
Cumpliendo con un voto, él mismo mandó construir el Convento do Carmo en Lisboa. E ingresó a la orden Carmelita con el nombre de Nuño de Santa María.
Los últimos ocho años de su vida, San Nuño de Santa María Álvares Pereira fue un ejemplo de oración, penitencia, amor a los pobres y devoción filial a la Virgen.
Falleció en el Convento do Carmo, que fue destruido en el terremoto de 1755. La tumba de San Nuño se convirtió muy pronto en sitio de peregrinación, y su imagen pasó a formar parte de la cultura popular portuguesa.
A la vez prócer y santo nacional, San Nuño de Santa María Álvares Pereira fue canonizado en 2009 por el papa Benedicto XVI.
SAN NUÑO DE SANTA MARÍA ÁLVARES PEREIRA nos ofrece un ejemplo de cómo un gran príncipe se puede transformar en un humilde monje.