26 de enero, día de Santa Paula
Hoy, 26 de enero, conmemoramos a Santa PAULA, Patrona de las Viudas.
SANTA PAULA (347-404) nació en Roma, en una familia de alta alcurnia, emparentada con otras familias de alto linaje.
Estuvo casada, y tuvo cuatro hijas y un hijo. Llevó una agitada vida social, interesándose por los placeres mundanos, hasta la repentina muerte de su marido, cuando ella tenía 33 años de edad.
Guardó un luto severo, que con el tiempo se convirtió en modelo de las viudas cristianas. A instancias de Santa Marcela, encontró la salida a sus sufrimientos abandonando la vida material y entregándose al servicio de Dios.
En su casa de Roma recibió en una ocasión a San Paulino y a San Epifanio, y éstos la introdujeron con San Jerónimo, quien ejerció una fuerte influencia en su vida.
La vida de ambos cambió con la muerte del papa San Dámaso, en 384, quien había sido su protector. Eso, además de la muerte de dos de sus hijas, la convencieron de seguir a San Jerónimo a Tierra Santa junto con otra hija, llamada Eustoquio, estableciéndose, al igual que él, en Belén.
Paula y Jerónimo fundaron ahí dos monasterios, uno para mujeres y otro para varones. Ella permaneció siempre cercana a él, ayudándole en sus trabajos bíblicos.
Santa Paula y Santa Eustoquio mantuvieron su voto de pobreza cuando se hicieron cargo del monasterio. Paula gobernaba con caridad y discreción. Antes de morir, sin embargo, padeció preocupaciones y enfermedades. Se dice que cuando falleció había perdido la voz de tanto recitar los salmos, y entonces hizo sobre sus labios la señal de la cruz.
SANTA PAULA nos enseña la importancia del desprendimiento para encontrar la Verdad.
SANTA PAULA (347-404) nació en Roma, en una familia de alta alcurnia, emparentada con otras familias de alto linaje.
Estuvo casada, y tuvo cuatro hijas y un hijo. Llevó una agitada vida social, interesándose por los placeres mundanos, hasta la repentina muerte de su marido, cuando ella tenía 33 años de edad.
Guardó un luto severo, que con el tiempo se convirtió en modelo de las viudas cristianas. A instancias de Santa Marcela, encontró la salida a sus sufrimientos abandonando la vida material y entregándose al servicio de Dios.
En su casa de Roma recibió en una ocasión a San Paulino y a San Epifanio, y éstos la introdujeron con San Jerónimo, quien ejerció una fuerte influencia en su vida.
La vida de ambos cambió con la muerte del papa San Dámaso, en 384, quien había sido su protector. Eso, además de la muerte de dos de sus hijas, la convencieron de seguir a San Jerónimo a Tierra Santa junto con otra hija, llamada Eustoquio, estableciéndose, al igual que él, en Belén.
Paula y Jerónimo fundaron ahí dos monasterios, uno para mujeres y otro para varones. Ella permaneció siempre cercana a él, ayudándole en sus trabajos bíblicos.
Santa Paula y Santa Eustoquio mantuvieron su voto de pobreza cuando se hicieron cargo del monasterio. Paula gobernaba con caridad y discreción. Antes de morir, sin embargo, padeció preocupaciones y enfermedades. Se dice que cuando falleció había perdido la voz de tanto recitar los salmos, y entonces hizo sobre sus labios la señal de la cruz.
SANTA PAULA nos enseña la importancia del desprendimiento para encontrar la Verdad.
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