24 de julio, día de San Charbel Makhlouf
Hoy, 24 de julio, conmemoramos a San CHARBEL MAKHLOUF, Asceta.
SAN CHARBEL MAKHLOUF (1828.-1898) nació en Biqa ’Kafra, una aldea en lo alto de las montañas en Líbano.
San Charbel, el menor de los cinco hijos de una pobre familia campesina, fue bautizado con el nombre de Yusef Antoun (José Antonio) Makhlouf. A los tres años de edad perdió a su padre, y fue en realidad el segundo esposo de su madre, un hombre devoto y piadoso, quien lo encaminó en la senda de la religión.
La vocación de San Charbel se despertó muy temprano. A los 14 años solía ya tener la propensión de retirarse a la soledad de una cueva profunda para rezar y hacer penitencia, a la cual se conoce en la actualidad como la “Cueva del Santo”.
No fue, sin embargo, hasta 1851 que ingresó al monasterio de Annaya, perteneciente a la Orden Maronita Libanesa, en Mar Mqin. Ahí eligió el nombre de Charbel, en honor de un mártir de Antioquía de la época del emperador Trajano.
Dos años más tarde fue transferido al monasterio de Mayfouq para que continuara sus estudios en el Colegio de Kfifan, donde alcanza a estudiar con Ni’matallah Kassab, ya de edad avanzada, cuya causa de beatificación está en proceso.
En 1859, San Charbel fue ordenado sacerdote en Bkerke, de manos de monseñor Yusef Al-Marid, y a continuación lo enviaron de vuelta al monasterio de Annaya, donde permaneció los siguientes quince años.
A la muerte del fraile que habitaba la ermita de San Pedro y San Pablo, ligada al monasterio, en 1875 San Charbel se instaló ahí, a 1400 metros de altitud sobre el nivel del mar, para llevar vida de ermitaño, sometiéndose a duras mortificaciones.
San Charbel Makhlouf vivió una vida de austeridad y rigor extremos. Trabajaba en los viñedos y jardines del monasterio, pero por lo demás se dedicaba casi por completo a la oración y la contemplación, por lo que se convirtió para los novicios en el modelo de lo que debía ser un monje íntegro.
Ya en ello daba muestras de su santidad. Por otro lado, varios milagros le son atribuidos, como el haber detenido una plaga de langostas que amenazaba con acabar con las cosechas, y haber curado en varias ocasiones a enfermos terminales y desahuciados.
El 16 de diciembre de 1898, mientras oficiaba la santa misa del rito sirio-maronita, justo en el momento de consagrar la hostia y el cáliz, fue acometido por un ataque apopléjico. Ocho días de agonía y sufrimiento le tocó sufrir, hasta que el 24 de diciembre San Charbel pasó a mejor vida. Sin embargo, a partir de entonces se empezaron a verificar acontecimientos extraordinarios en su tumba.
Cuando la abrieron, el cadáver fue hallado intacto, y lo trasladaron a una capilla preparada especialmente. Al poco tiempo fue evidente que del cuerpo emanaba un sudor rojizo, por lo que se hacía necesario cambiar sus prendas.
En 1927 fue colocado nuevamente en su tumba, pero en 1950 los monjes advirtieron que la pared del sepulcro destilaba un líquido viscoso. Creyendo que se trataba de una fuga de agua, el sepulcro fue abierto otra vez.
Lo que sorprendió a toda la comunidad de monjes fue que el cuerpo seguía incorrupto y conservaba la temperatura de una persona viva. El sudor rojizo seguía brotando del cuerpo. Y el sepulcro de San Charbel se convirtió en sitio de peregrinación.
San Charbel Makhlouf fue canonizado por el papa Paulo VI en 1977. Es el primer santo oriundo de Líbano.
SAN CHARBEL MAKHLOUF nos enseña el valor de consagrar la vida.
SAN CHARBEL MAKHLOUF (1828.-1898) nació en Biqa ’Kafra, una aldea en lo alto de las montañas en Líbano.
San Charbel, el menor de los cinco hijos de una pobre familia campesina, fue bautizado con el nombre de Yusef Antoun (José Antonio) Makhlouf. A los tres años de edad perdió a su padre, y fue en realidad el segundo esposo de su madre, un hombre devoto y piadoso, quien lo encaminó en la senda de la religión.
La vocación de San Charbel se despertó muy temprano. A los 14 años solía ya tener la propensión de retirarse a la soledad de una cueva profunda para rezar y hacer penitencia, a la cual se conoce en la actualidad como la “Cueva del Santo”.
No fue, sin embargo, hasta 1851 que ingresó al monasterio de Annaya, perteneciente a la Orden Maronita Libanesa, en Mar Mqin. Ahí eligió el nombre de Charbel, en honor de un mártir de Antioquía de la época del emperador Trajano.
Dos años más tarde fue transferido al monasterio de Mayfouq para que continuara sus estudios en el Colegio de Kfifan, donde alcanza a estudiar con Ni’matallah Kassab, ya de edad avanzada, cuya causa de beatificación está en proceso.
En 1859, San Charbel fue ordenado sacerdote en Bkerke, de manos de monseñor Yusef Al-Marid, y a continuación lo enviaron de vuelta al monasterio de Annaya, donde permaneció los siguientes quince años.
A la muerte del fraile que habitaba la ermita de San Pedro y San Pablo, ligada al monasterio, en 1875 San Charbel se instaló ahí, a 1400 metros de altitud sobre el nivel del mar, para llevar vida de ermitaño, sometiéndose a duras mortificaciones.
San Charbel Makhlouf vivió una vida de austeridad y rigor extremos. Trabajaba en los viñedos y jardines del monasterio, pero por lo demás se dedicaba casi por completo a la oración y la contemplación, por lo que se convirtió para los novicios en el modelo de lo que debía ser un monje íntegro.
Ya en ello daba muestras de su santidad. Por otro lado, varios milagros le son atribuidos, como el haber detenido una plaga de langostas que amenazaba con acabar con las cosechas, y haber curado en varias ocasiones a enfermos terminales y desahuciados.
El 16 de diciembre de 1898, mientras oficiaba la santa misa del rito sirio-maronita, justo en el momento de consagrar la hostia y el cáliz, fue acometido por un ataque apopléjico. Ocho días de agonía y sufrimiento le tocó sufrir, hasta que el 24 de diciembre San Charbel pasó a mejor vida. Sin embargo, a partir de entonces se empezaron a verificar acontecimientos extraordinarios en su tumba.
Cuando la abrieron, el cadáver fue hallado intacto, y lo trasladaron a una capilla preparada especialmente. Al poco tiempo fue evidente que del cuerpo emanaba un sudor rojizo, por lo que se hacía necesario cambiar sus prendas.
En 1927 fue colocado nuevamente en su tumba, pero en 1950 los monjes advirtieron que la pared del sepulcro destilaba un líquido viscoso. Creyendo que se trataba de una fuga de agua, el sepulcro fue abierto otra vez.
Lo que sorprendió a toda la comunidad de monjes fue que el cuerpo seguía incorrupto y conservaba la temperatura de una persona viva. El sudor rojizo seguía brotando del cuerpo. Y el sepulcro de San Charbel se convirtió en sitio de peregrinación.
San Charbel Makhlouf fue canonizado por el papa Paulo VI en 1977. Es el primer santo oriundo de Líbano.
SAN CHARBEL MAKHLOUF nos enseña el valor de consagrar la vida.
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