lunes, 3 de diciembre de 2012

Para entrar en el Reino‏


·         Para entrar en el Reino‏



El Hijo jamás le negará ingreso a un hijo del universo que por la fe, busca encontrar al Padre.
Libro de Urantia.Pág.1828
Jesús siempre está pronto a ayudarnos y mostrarnos el Camino hacia nuestro Padre, pero nuestra salvación no depende de sus deseos, sino de una manera muy especial de los nuestros, porque "la salvación es en primer término un asunto de elección personal.1829
"He aquí el peligro para todos los que quieren posponer su entrada al reino mientras siguen buscando los placeres de la inmadurez y permitiéndose las satisfacciones del egoísmo.  Habiéndose negado a entrar al reino como experiencia espiritual, puede que más tarde ellos busquen entrar allí, cuando la gloria del mejor camino se revele en las edades venideras. Tuvisteis vuestra oportunidad para prepararos para esta ciudadanía celestial, pero rechazasteis estas ofertas de misericordia; rechazasteis toda invitación a entrar, mientras la puerta estaba abierta. Ahora pues, para vosotros que habéis rechazado la salvación, la puerta está cerrada. Esta puerta no está abierta para los que quieren entrar al reino por gloria egoísta. No es la salvación para los que no están dispuestos a pagar el precio de la dedicación total a hacer la voluntad de mi Padre. Cuando en espíritu y alma habéis vuelto la espalda al reino del Padre, es inútil pararse en mente y cuerpo ante esta puerta y golpear diciendo, `Señor, ábrenos; nosotros también queremos ser grandes en el reino'. Entonces yo declararé que vosotros no sois de mi redil. No os recibiré para que estéis entre los que lucharon la buena lucha de la fe y ganaron la recompensa del servicio altruista en el reino sobre la tierra. Y cuando vosotros digáis: `¿acaso no comimos y bebimos contigo, acaso no enseñaste en nuestras calles?' entonces Yo nuevamente os declararé que vosotros sois extranjeros espirituales. 1829
Pienso que en los mundos de estancia nos vamos a llevar muchas sorpresas, pues nos encontraremos con gente que nunca fue a la iglesia, ni leyó ningún libro sagrado con dedicación y que sin embargo vivieron una vida ajustada a los ideales que Jesús vino a enseñarnos, en cambio sentiremos la ausencia de algunos que no se perdían ningún rito y que se vanagloriaban de leer la Biblia o de ser expertos en el Libro de Urantia, pero que se olvidaron de traspasar a sus vidas lo que su intelecto manejaba con facilidad, porque para entrar en el Reino lo que cuentan son las obras y las intenciones, no la palabrería.
"El mundo está lleno de almas perdidas, no perdidas en el sentido teológico, sino perdidas en el significado direccional, almas confusas entre los ismos y cultos de una era filosófica frustrada. Demasiado pocos han aprendido como reemplazar la autoridad religiosa, con una filosofía de vida 1098  "Jesús aclaró que la gran diferencia entre la religión de la mente y la religión del espíritu, es que mientras la primera es sostenida por la autoridad eclasiastíca, la última está completamente basada en la experiencia personal.1729
No cristalicemos nuestra fe basándola en lecturas, por buenas que ellas sean, démosle vida a nuestra fe y a nuestro amor a nuestro Padre, permitiendo que nuestras obras sean quienes en forma silente hablen de nuestras creencias, porque "la religión del espíritu significa esfuerzo, lucha, conflicto, fe, determinación, amor, lealtad y progreso. La religión de la mente, la teología, requiere poco o nada de estos esfuerzos.1729 y por eso la mayoría se queda con ellas pero no busca en verdad la propia evolución y la verdadera espiritualidad.
"A menos que renazcáis, que nazcáis del espíritu, vosotros no podéis entrar en el reino de Dios». Sin embargo, para todos los de corazón honesto y fe sincera, es eternamente verdad que: «He aquí que yo estoy ante la puerta del corazón de los hombres y golpeo, y si un hombre me abre, yo entraré y compartiré con él la cena y lo alimentaré con el pan de la vida; seremos uno solo, en espíritu y propósito, y así por siempre seremos hermanos en el largo y fructífero servicio de la búsqueda del Padre del Paraíso. Así pues, si muchos o pocos serán salvados,  depende completamente de si serán muchos o pocos los que acepten la invitación: «Yo soy la puerta, yo soy el nuevo camino viviente, y aquel que así lo quiera podrá entrar para embarcarse en la búsqueda sin fin de la verdad de la vida eterna.1829
¿Cuántas veces en el día, le abrimos a Jesús la puerta de nuestro corazón, para que nos acompañe y nos guíe para hacer mejor y en forma consciente nuestras tareas habituales? ¿Somos consecuentes con lo que decimos y lo que hacemos? ¿Nuestra fe es algo vivo o simplemente es un dogma que nos acompaña desde siempre? ¿Tenemos conciencia que nuestros pensamientos y nuestras acciones influyen en la noosfera del planeta?
yolanda silva solano 

No hay comentarios:

Publicar un comentario