17 de septiembre, día de Santa Hildegarda de Bingen
Hoy, 17 de septiembre, conmemoramos a Santa HILDEGARDA de BINGEN, Mística.
SANTA HILDEGARDA DE BINGEN (1098-1179) nació en el castillo de Böckenheim, en Bermersheim, en el actual estado alemán de Renania-Palatinado.
Santa Hildegarda fue la última de los diez hijos de la noble familia de Hildeberto de Bermersheim y su esposa Mechthild. Al ser la décima hija, desde su nacimiento fue ofrendada en diezmo para la Iglesia.
Así, desde muy pequeña ingresó al monasterio de Disibodenberg, donde quedó bajo la tutela de Jutta de Sponheim. Santa Hildegarda fue una niña débil y enfermiza, que a veces tenía dificultades para ver y caminar.
Sin embargo, desde tierna edad Santa Hildegarda de Bingen fue favorecida con el don de las visiones, muchas de las cuales eran proféticas. A veces las oía acompañadas de música, pero sin nunca entrar en éxtasis ni en abandono del mundo.
A la muerte de Jutta en 1136, Hildegarda fue nombrada su sucesora como abadesa, si bien terminó retirándose hacia 1147 con 18 hermanas a un monasterio propio que ella misma fundó cerca de Bingen.
Santa Hildegarda tuvo un periodo de visiones más intenso a los 42 años de edad, durante el cual recibió la consigna de poner por escrito las visiones que tuviera a partir de entonces. Tomando como amanuense al monje Volmar, quien recibía sus dictados, el ejercicio tuvo como resultado su primer libro, Scivias (Conoce los caminos).
Dado que sus visiones eran consideradas como inspiración de Dios, el papa Eugenio III aprobó la difusión de este libro.
Hildegarda de Bingen fue una mujer extraordinaria. En un mundo eminentemente masculino, destacó no sólo por sus dones místicos, sino también por sus facultades intelectuales y creativas.
Por un lado mantuvo una querella con el emperador Federico Barbarroja, en la que intentaba convencer al monarca de que evitara un cisma con el papa; y así otras instancias en las que ella hizo prevalecer su razón a contracorriente.
Además de la vía epistolar, Santa Hildegarda de Bingen realizó también varios viajes de predicación para hacer valar su opinión, criticando entre otras cosas la corrupción eclesiástica. Tampoco en esos tiempos era común que una abadesa saliera de su convento para predicar abiertamente.
Por otro lado, además de ser una prolífica escritora no sólo de tratados de teología, sino también de medicina y ciencias, fue inventora de la primera lengua artificial que se registra, por lo que se le considera santa patrona de quienes promueven el esperanto como lengua internacional.
Además, Santa Hildegarda de Bingen fue favorecida con el don de la música, y fue compositora de 78 piezas musicales de carácter sacro, agrupadas en un corpus llamado Symphonia armonie celestium revelationum, que se escucha todavía en la actualidad en el repertorio de música culta.
Se cuenta que cuando la polifacética santa falleció a los 81 años de edad, en el cielo aparecieron dos brillantes arcos multicolores que se acomodaron para formar una cruz luminosa.
A pesar de que Santa Hildegarda de Bingen nunca fue canonizada formalmente, desde hace mucho está inscrita en el Martirologio Romano, y de siglos atrás se le considera profetiza y santa. Actualmente existen propuestas para nombrarla Doctora de la Iglesia.
SANTA HILDEGARDA DE BINGEN nos enseña el valor de llevar al máximo los talentos con que Dios nos ha favorecido.
SANTA HILDEGARDA DE BINGEN (1098-1179) nació en el castillo de Böckenheim, en Bermersheim, en el actual estado alemán de Renania-Palatinado.
Santa Hildegarda fue la última de los diez hijos de la noble familia de Hildeberto de Bermersheim y su esposa Mechthild. Al ser la décima hija, desde su nacimiento fue ofrendada en diezmo para la Iglesia.
Así, desde muy pequeña ingresó al monasterio de Disibodenberg, donde quedó bajo la tutela de Jutta de Sponheim. Santa Hildegarda fue una niña débil y enfermiza, que a veces tenía dificultades para ver y caminar.
Sin embargo, desde tierna edad Santa Hildegarda de Bingen fue favorecida con el don de las visiones, muchas de las cuales eran proféticas. A veces las oía acompañadas de música, pero sin nunca entrar en éxtasis ni en abandono del mundo.
A la muerte de Jutta en 1136, Hildegarda fue nombrada su sucesora como abadesa, si bien terminó retirándose hacia 1147 con 18 hermanas a un monasterio propio que ella misma fundó cerca de Bingen.
Santa Hildegarda tuvo un periodo de visiones más intenso a los 42 años de edad, durante el cual recibió la consigna de poner por escrito las visiones que tuviera a partir de entonces. Tomando como amanuense al monje Volmar, quien recibía sus dictados, el ejercicio tuvo como resultado su primer libro, Scivias (Conoce los caminos).
Dado que sus visiones eran consideradas como inspiración de Dios, el papa Eugenio III aprobó la difusión de este libro.
Hildegarda de Bingen fue una mujer extraordinaria. En un mundo eminentemente masculino, destacó no sólo por sus dones místicos, sino también por sus facultades intelectuales y creativas.
Por un lado mantuvo una querella con el emperador Federico Barbarroja, en la que intentaba convencer al monarca de que evitara un cisma con el papa; y así otras instancias en las que ella hizo prevalecer su razón a contracorriente.
Además de la vía epistolar, Santa Hildegarda de Bingen realizó también varios viajes de predicación para hacer valar su opinión, criticando entre otras cosas la corrupción eclesiástica. Tampoco en esos tiempos era común que una abadesa saliera de su convento para predicar abiertamente.
Por otro lado, además de ser una prolífica escritora no sólo de tratados de teología, sino también de medicina y ciencias, fue inventora de la primera lengua artificial que se registra, por lo que se le considera santa patrona de quienes promueven el esperanto como lengua internacional.
Además, Santa Hildegarda de Bingen fue favorecida con el don de la música, y fue compositora de 78 piezas musicales de carácter sacro, agrupadas en un corpus llamado Symphonia armonie celestium revelationum, que se escucha todavía en la actualidad en el repertorio de música culta.
Se cuenta que cuando la polifacética santa falleció a los 81 años de edad, en el cielo aparecieron dos brillantes arcos multicolores que se acomodaron para formar una cruz luminosa.
A pesar de que Santa Hildegarda de Bingen nunca fue canonizada formalmente, desde hace mucho está inscrita en el Martirologio Romano, y de siglos atrás se le considera profetiza y santa. Actualmente existen propuestas para nombrarla Doctora de la Iglesia.
SANTA HILDEGARDA DE BINGEN nos enseña el valor de llevar al máximo los talentos con que Dios nos ha favorecido.
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