sábado, 29 de octubre de 2016

31 de octubre, día de San Alonso Rodríguez

31 de octubre, día de San Alonso Rodríguez


Hoy, 31 de octubre, conmemoramos a San ALONSO RODRÍGUEZ, Místico.

SAN ALONSO RODRÍGUEZ (1533-1617) nació en Segovia, España, como segundo hijo de una prolífica familia católica.

De niño, San Alonso Rodríguez tuvo la oportunidad de estudiar un año en el colegio de jesuitas de Alcalá de Henares. Ya de mayor se volvió comerciante, al igual que su padre.

Estuvo casado y formó una familia. Sin embargo, tuvo la desgracia de perder a su esposa y a sus hijos, que fallecieron, y él se quedó solo.

Así, a los 38 años de edad, decidió ingresar como novicio en un convento de la Compañía de Jesús en Valencia. Al ser incapaz de aprender latín y prepararse para el sacerdocio, permaneció en la orden simplemente como hermano lego.

Tal vez por sus dificultades para los estudios, San Alonso Rodríguez fue enviado al nuevo colegio que la Compañía había abierto en Palma de Mallorca. Ahí se hizo cargo de la portería. Y fue portero del colegio por 46 años.

Durante este largo tiempo, San Alonso Rodríguez fue eventualmente consejero de numerosos misioneros jesuitas que paraban en Palma de Mallorca antes de continuar definitivamente con su misión en las Américas, como fue el caso de San Pedro Claver, a quien motivó especialmente para la obra que desarrollaría en Sudamérica.

Pero en todos esos años, San Alonso Rodríguez cultivó también una extraordinaria riqueza espiritual, que llegó al grado de una intensa vida mística.

Era entonces que tenía visiones en las que convivía familiarmente con Jesús y su Santa Madre y se llenaba de dulzura. No obstante, también sufría terribles visiones infernales, de las que conseguía salir invocando el sagrado nombre de María.

San Alonso Rodríguez falleció sin abandonar su cargo ni su celo religioso a los 86 años de edad. Fue canonizado en 1888 junto con San Pedro Claver por el papa León XIII.

SAN ALONSO RODRÍGUEZ nos enseña el valor de encomendarnos a la Virgen María cuando nos sentimos desesperados.

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