REVELACIONES CELESTINAS

REVELACIONES CELESTINAS (9)
No veas con la mente, sino con el alma
La vida esta ante nosotros esperando abrirse al mundo
Observa con atención, busca ojos para ver
1. Descubrimos que vivimos en un mundo misterioso, lleno de coincidencias y
encuentros sincronizados que parecen predestinados.
2. Mientras mas despertemos, crearemos un punto de vista que redefinirá el
universo como energético y sagrado.
3. Descubriremos que toda la materia que nos rodea, se origina y emana de una
energía divina que estamos comenzando a ver y entender.
4. En ese punto de vista, vemos que los humanos se sienten inseguros y
desconectados de esta fuente sagrada y buscan obtener energía dominándose
unos a otros esa lucha es responsable del conflicto en el mundo.
5. La única solución es cultivar una conexión personal con lo divino, una
transformación mística, que nos llene de energía y amor ilimitados, aumentando
nuestra percepción de la belleza, proporcionando el autoconocimiento.
6. Con ese conocimiento, liberaremos nuestro control y descubriremos una
verdad específica, una misión: estamos aquí para llevar a la humanidad a un
nuevo nivel de realidad.
7. Cumpliendo esta misión podemos descubrir una intuición que indica adónde
ir y que hacer. Si tan solo tuviéramos interpretaciones positivas, las
coincidencias abrirán el camino de la misión.
8. Cuando varias personas estén en esa corriente, siempre dando energía a
quienes encuentren, habrá una nueva cultura en la que evolucionaremos a un
nivel más alto de energía y percepción.
9. Así participamos de esta jornada de evolución desde el “gran estallido” al
objetivo final de la vida, energizando el cuerpo con cada generación, hasta
encontrar un cielo que podamos finalmente ver…La guía interna conduce al
mundo hacia un cielo que ya esta aquí. Saber esto es conocer nuestro destino.
10. Nuestro único y especial destino es el despertar de la conciencia, el cual nos
llevara indudablemente al conocimiento superior y al encuentro verdadero con
nuestro DIOS, nuestro padre que esta en los cielos de nuestro corazón.
Celestino V