5 de octubre, día de San Tranquilino Ubiarco Robles
Hoy, 5 de octubre, conmemoramos a San TRANQUILINO UBIARCO ROBLES, Mártir.
SAN TRANQUILINO UBIARCO ROBLES (1899-1928) nació en Zapotlán el Grande, la actual Ciudad Guzmán, en Jalisco, México.
San Tranquilino vivió una infancia llena de prevaricaciones, comenzando con que fue un bebé que vino al mundo fuera del matrimonio, en condiciones muy humildes.
A pesar de la pobreza del medio en que nació, Tranquilino realizó sus estudios primarios en el Asilo del Salvador, donde surgió su vocación religiosa. A los 10 años de edad fue admitido en el Seminario Auxiliar, en Zapotlán, y en 1918 ingresó al Seminario Conciliar de Guadalajara, la capital del estado.
Desde que fue nombrado presbítero en 1923 mostró un profundo interés por la labor social de la iglesia, preocupándose especialmente por el bajo nivel de vida de los obreros y trabajadores.
San Tranquilino Ubiarco Robles comenzó su carrera como párroco de Juchipila, cuando la situación política de su país, que venía saliendo de una revolución armada, condujo a una confrontación entre el Estado y la Iglesia.
A partir de entonces, se le designó como vicario de la parroquia de Lagos de Moreno. San Tranquilino destacó por su celo sacerdotal, su elocuencia como predicador y su continua disposición para la acción en favor del prójimo.
Cuando la persecución religiosa se recrudeció, la parroquia de Tepatitlán quedó vacante; fue San Tranquilino quien llegó como vicario con funciones de párroco para atender los servicios religiosos, a pesar del peligro que representaba.
Durante casi un año y medio, San Tranquilino ejerció el sacerdocio en la clandestinidad, casi siempre en casas particulares, muchas veces disfrazado de trabajador.
Encontrándose en Guadalajara adquiriendo lo necesario para administrar los sacramentos, el padre Tranquilino fue advertido de que la zona en la que actuaba era de las más peligrosas, pero él respondió simplemente: “Ya me voy a mi parroquia; a ver qué puedo hacer, y si me toca morir por Dios, ¡bendito sea!”
La noche antes de celebrar un matrimonio, pernoctando en una casa particular, San Tranquilino Ubiarco Robles fue aprehendido por las autoridades y el ejército. Recluido en la cárcel conservó un buen temple, e invitó a los demás presos a rezar el Rosario con él.
A la mañana siguiente, camino al árbol donde debía de ser ahorcado, quiso saber cuál era el soldado que habría de ejecutar la orden, para perdonarlo. El soldado en cuestión se negó a matar a un sacerdote, y ello le costó la vida horas más tarde.
Antes de ser colgado, San Tranquilino bendijo la soga que lo habría de asfixiar. Su sepelio atrajo a tanta gente, que el ejército tuvo miedo de actuar en su contra.
San Tranquilino Ubiarco Robles fue canonizado en 2000 por el papa Juan Pablo II. Sus restos mortales descansan en la parroquia de San Francisco Tepatitlán, en Jalisco, México.
SAN TRANQUILINO UBIARCO ROBLES nos enseña el valor de aceptar con tranquilidad los designios insondables de Dios.
SAN TRANQUILINO UBIARCO ROBLES (1899-1928) nació en Zapotlán el Grande, la actual Ciudad Guzmán, en Jalisco, México.
San Tranquilino vivió una infancia llena de prevaricaciones, comenzando con que fue un bebé que vino al mundo fuera del matrimonio, en condiciones muy humildes.
A pesar de la pobreza del medio en que nació, Tranquilino realizó sus estudios primarios en el Asilo del Salvador, donde surgió su vocación religiosa. A los 10 años de edad fue admitido en el Seminario Auxiliar, en Zapotlán, y en 1918 ingresó al Seminario Conciliar de Guadalajara, la capital del estado.
Desde que fue nombrado presbítero en 1923 mostró un profundo interés por la labor social de la iglesia, preocupándose especialmente por el bajo nivel de vida de los obreros y trabajadores.
San Tranquilino Ubiarco Robles comenzó su carrera como párroco de Juchipila, cuando la situación política de su país, que venía saliendo de una revolución armada, condujo a una confrontación entre el Estado y la Iglesia.
A partir de entonces, se le designó como vicario de la parroquia de Lagos de Moreno. San Tranquilino destacó por su celo sacerdotal, su elocuencia como predicador y su continua disposición para la acción en favor del prójimo.
Cuando la persecución religiosa se recrudeció, la parroquia de Tepatitlán quedó vacante; fue San Tranquilino quien llegó como vicario con funciones de párroco para atender los servicios religiosos, a pesar del peligro que representaba.
Durante casi un año y medio, San Tranquilino ejerció el sacerdocio en la clandestinidad, casi siempre en casas particulares, muchas veces disfrazado de trabajador.
Encontrándose en Guadalajara adquiriendo lo necesario para administrar los sacramentos, el padre Tranquilino fue advertido de que la zona en la que actuaba era de las más peligrosas, pero él respondió simplemente: “Ya me voy a mi parroquia; a ver qué puedo hacer, y si me toca morir por Dios, ¡bendito sea!”
La noche antes de celebrar un matrimonio, pernoctando en una casa particular, San Tranquilino Ubiarco Robles fue aprehendido por las autoridades y el ejército. Recluido en la cárcel conservó un buen temple, e invitó a los demás presos a rezar el Rosario con él.
A la mañana siguiente, camino al árbol donde debía de ser ahorcado, quiso saber cuál era el soldado que habría de ejecutar la orden, para perdonarlo. El soldado en cuestión se negó a matar a un sacerdote, y ello le costó la vida horas más tarde.
Antes de ser colgado, San Tranquilino bendijo la soga que lo habría de asfixiar. Su sepelio atrajo a tanta gente, que el ejército tuvo miedo de actuar en su contra.
San Tranquilino Ubiarco Robles fue canonizado en 2000 por el papa Juan Pablo II. Sus restos mortales descansan en la parroquia de San Francisco Tepatitlán, en Jalisco, México.
SAN TRANQUILINO UBIARCO ROBLES nos enseña el valor de aceptar con tranquilidad los designios insondables de Dios.
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