20 de agosto, día de Santa María de Mattias
Hoy, 20 de agosto, conmemoramos a Santa MARÍA de MATTIAS, Fundadora.
SANTA MARÍA DE MATTIAS (1805-1866) nació en Vallecorsa, provincia de Frosinone, actual Italia, cuando era el último país de los Estados Pontificios.
La niña María de Mattias nació en el seno de una familia pudiente y muy devota. Era una joven sana y alegre, plena de ímpetus. Sin embargo, a los 17 años quedó conmovida por la prédica de San Gaspar de Búfalo, y esta experiencia orientó definitivamente su vida.
Sintiendo con fuerza el llamado de Dios, fundó en 1834 en Acuto, en las montañas cercanas a Roma, la congregación de las Religiosas Adoratrices de la Sangre de Cristo.
En ese lugar remoto, y a pesar de su natural timidez, comienza a predicar y a catequizar a los pobladores y aledaños, llamando la atención por la intensidad de su fe, al grado de que el obispo envió un informante incógnito para enterarse de la situación. Pero el espía sólo acertó a informarle: “Ella habla mejor que cualquier predicador.”
La preocupación principal de Santa María de Mattias era la dignidad de la persona humana y el amor de Dios por la humanidad. Promovió la educación cristiana de las niñas, la ayuda a los pobres y la conversión de los no creyentes.
Su ímpetu le llevó a fundar numerosas casas en Italia y posteriormente en varios países de Europa, por lo general en aldeas pequeñas y marginadas. Tanto celo fue reconocido por el papa Pío IX, quien le encomendó la dirección del Hospicio de San Luis y de una escuela en Civitavecchia.
En Roma, a los 61 años de edad, falleció Santa María de Mattias, quien fue canonizada en 2003. Sus reliquias se veneran en esa ciudad en la iglesia de la Preciosísima Sangre, anexa a la casa general de su Instituto.
SANTA MARÍA DE MATTIAS nos enseña el valor de predicar con fervor para convencer a los incrédulos.
SANTA MARÍA DE MATTIAS (1805-1866) nació en Vallecorsa, provincia de Frosinone, actual Italia, cuando era el último país de los Estados Pontificios.
La niña María de Mattias nació en el seno de una familia pudiente y muy devota. Era una joven sana y alegre, plena de ímpetus. Sin embargo, a los 17 años quedó conmovida por la prédica de San Gaspar de Búfalo, y esta experiencia orientó definitivamente su vida.
Sintiendo con fuerza el llamado de Dios, fundó en 1834 en Acuto, en las montañas cercanas a Roma, la congregación de las Religiosas Adoratrices de la Sangre de Cristo.
En ese lugar remoto, y a pesar de su natural timidez, comienza a predicar y a catequizar a los pobladores y aledaños, llamando la atención por la intensidad de su fe, al grado de que el obispo envió un informante incógnito para enterarse de la situación. Pero el espía sólo acertó a informarle: “Ella habla mejor que cualquier predicador.”
La preocupación principal de Santa María de Mattias era la dignidad de la persona humana y el amor de Dios por la humanidad. Promovió la educación cristiana de las niñas, la ayuda a los pobres y la conversión de los no creyentes.
Su ímpetu le llevó a fundar numerosas casas en Italia y posteriormente en varios países de Europa, por lo general en aldeas pequeñas y marginadas. Tanto celo fue reconocido por el papa Pío IX, quien le encomendó la dirección del Hospicio de San Luis y de una escuela en Civitavecchia.
En Roma, a los 61 años de edad, falleció Santa María de Mattias, quien fue canonizada en 2003. Sus reliquias se veneran en esa ciudad en la iglesia de la Preciosísima Sangre, anexa a la casa general de su Instituto.
SANTA MARÍA DE MATTIAS nos enseña el valor de predicar con fervor para convencer a los incrédulos.
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