14 de febrero, día de San Valentín
Hoy, 14 de febrero, conmemoramos a San VALENTÍN, Mártir.
SAN VALENTÍN (¿240?-270) nació probablemente en Italia si acaso vivió, ya que su vida y sus hechos se funden con la leyenda.
San Valentín era obispo de Interamna Nahartium, la actual Terni, en Umbría, Italia, en una época de relativa tolerancia hacia los cristianos, previa a las peores persecuciones que hubieron.
El Imperio Romano se tambaleaba en esas fechas. El emperador en ese periodo era por lo regular un general victorioso que había logrado defender con éxito a Roma, y que se autonombraba emperador, o era electo tal por sus tropas.
Uno de éstos fue Claudio II, llamado El Gótico por sus triunfos sobre los godos. Gobernó poco tiempo (menos de dos años), como era frecuente entre todos estos césares-militares, pero se caracterizo por reformar al ejército con normas estrictas. Una de ellas fue prohibir que los soldados contrajeran matrimonio, pues creía que la tropa debía combatir, no formar familias.
Cuando San Valentín se enteró consideró que era una medida inhumana, de modo que se dedicó a casar en secreto a los soldados, arreglando los encuentros y a veces escribiendo las cartas de los soldados a sus amadas.
Un día lo apresaron, y él se mostró valientemente como cristiano. Cuando se negó a retractarse de haber actuado en contra de un designio del emperador, lo condenaron a morir decapitado.
Se encontraba en su celda esperando que se cumpliera el veredicto, y el carcelero, que sabía de su bondad, le presentó a su hija Julia, que era ciega de nacimiento, para que la instruyera. San Valentín le habló de Dios, y le dijo que si tenía fe, Dios la curaría de su enfermedad.
Y así fue. Al despedirse por última vez, Julia empezó a percibir la claridad de la luz que entraba a la celda, y terminó por recuperar la visión. Así pudo leer una carta postrera que le había escrito el santo, en la que firmaba: “Tu Valentín”.
En agradecimiento, y enamorada, Julia plantó en su tumba un almendro, que ahora es el símbolo del amor perdurable.
A partir de ahí San Valentín se convirtió en el santo patrono de los enamorados.
SAN VALENTÍN nos enseña el valor del amor entre las parejas.
SAN VALENTÍN (¿240?-270) nació probablemente en Italia si acaso vivió, ya que su vida y sus hechos se funden con la leyenda.
San Valentín era obispo de Interamna Nahartium, la actual Terni, en Umbría, Italia, en una época de relativa tolerancia hacia los cristianos, previa a las peores persecuciones que hubieron.
El Imperio Romano se tambaleaba en esas fechas. El emperador en ese periodo era por lo regular un general victorioso que había logrado defender con éxito a Roma, y que se autonombraba emperador, o era electo tal por sus tropas.
Uno de éstos fue Claudio II, llamado El Gótico por sus triunfos sobre los godos. Gobernó poco tiempo (menos de dos años), como era frecuente entre todos estos césares-militares, pero se caracterizo por reformar al ejército con normas estrictas. Una de ellas fue prohibir que los soldados contrajeran matrimonio, pues creía que la tropa debía combatir, no formar familias.
Cuando San Valentín se enteró consideró que era una medida inhumana, de modo que se dedicó a casar en secreto a los soldados, arreglando los encuentros y a veces escribiendo las cartas de los soldados a sus amadas.
Un día lo apresaron, y él se mostró valientemente como cristiano. Cuando se negó a retractarse de haber actuado en contra de un designio del emperador, lo condenaron a morir decapitado.
Se encontraba en su celda esperando que se cumpliera el veredicto, y el carcelero, que sabía de su bondad, le presentó a su hija Julia, que era ciega de nacimiento, para que la instruyera. San Valentín le habló de Dios, y le dijo que si tenía fe, Dios la curaría de su enfermedad.
Y así fue. Al despedirse por última vez, Julia empezó a percibir la claridad de la luz que entraba a la celda, y terminó por recuperar la visión. Así pudo leer una carta postrera que le había escrito el santo, en la que firmaba: “Tu Valentín”.
En agradecimiento, y enamorada, Julia plantó en su tumba un almendro, que ahora es el símbolo del amor perdurable.
A partir de ahí San Valentín se convirtió en el santo patrono de los enamorados.
SAN VALENTÍN nos enseña el valor del amor entre las parejas.
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