6 de febrero, día de San Amando
Hoy, 6 de febrero, conmemoramos a San AMANDO, Obispo misionero.
SAN AMANDO (584-679) nació en Nantes, Francia, y falleció en Elnon, Bélgica, a los 95años de edad.
San Amando fue uno de esos religiosos que desde jóvenes encuentran que sus padres se oponen a su vocación. Tenía 20 años cuando salió de la casa familiar para ingresar a un pequeño monasterio en la isla de Yeu, en la costa atlántica de Francia.
Después de un año de retiro, su padre finalmente lo encuentra y lo urge a regresar a su hogar. Pero ni siquiera la amenaza de ser desheredado logra convencerlo, pues su vocación era firme, y es él quien convence a su padre de su decisión.
Al poco tiempo se ordena sacerdote en Tours, y luego pasa a Bourges, donde vive como ermitaño 15 años, al lado de San Austregisilo. Pasado ese tiempo emprende una larga peregrinación hasta Roma. Y a su regreso, en 629, recibe el nombramiento de obispo misionero; es decir, no tenía una sede fija, sino que se volvería un predicador itinerante.
La misión que se le encomendó fue la de educar a los paganos, y a ello se dedicó el resto de su vida. Era una época en la que muchos de los reinos de Europa aún no habían sido evangelizados. San Amando predicó en Flandes y el norte de Francia. También en Carintia, en los Alpes austriacos.
En Gante encontró una feroz oposición: recibió varias palizas y fue arrojado al río. Sin embargo persistió hasta lograr la conversión de la ciudad. Por criticar al rey Dagoberto, fue deportado, pero luego el rey se arrepiente y lo hace volver para que bautice a su hijo, quien en su momento habría de convertirse en San Sigeberto.
Una de las obras más importantes de San Amando fue la introducción de la institución monástica a Bélgica. Se dice que fundó veinte monasterios.
SAN AMANDO nos enseña el valor de la constancia y de la firmeza de ideas.
SAN AMANDO (584-679) nació en Nantes, Francia, y falleció en Elnon, Bélgica, a los 95años de edad.
San Amando fue uno de esos religiosos que desde jóvenes encuentran que sus padres se oponen a su vocación. Tenía 20 años cuando salió de la casa familiar para ingresar a un pequeño monasterio en la isla de Yeu, en la costa atlántica de Francia.
Después de un año de retiro, su padre finalmente lo encuentra y lo urge a regresar a su hogar. Pero ni siquiera la amenaza de ser desheredado logra convencerlo, pues su vocación era firme, y es él quien convence a su padre de su decisión.
Al poco tiempo se ordena sacerdote en Tours, y luego pasa a Bourges, donde vive como ermitaño 15 años, al lado de San Austregisilo. Pasado ese tiempo emprende una larga peregrinación hasta Roma. Y a su regreso, en 629, recibe el nombramiento de obispo misionero; es decir, no tenía una sede fija, sino que se volvería un predicador itinerante.
La misión que se le encomendó fue la de educar a los paganos, y a ello se dedicó el resto de su vida. Era una época en la que muchos de los reinos de Europa aún no habían sido evangelizados. San Amando predicó en Flandes y el norte de Francia. También en Carintia, en los Alpes austriacos.
En Gante encontró una feroz oposición: recibió varias palizas y fue arrojado al río. Sin embargo persistió hasta lograr la conversión de la ciudad. Por criticar al rey Dagoberto, fue deportado, pero luego el rey se arrepiente y lo hace volver para que bautice a su hijo, quien en su momento habría de convertirse en San Sigeberto.
Una de las obras más importantes de San Amando fue la introducción de la institución monástica a Bélgica. Se dice que fundó veinte monasterios.
SAN AMANDO nos enseña el valor de la constancia y de la firmeza de ideas.
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